No te vayas sin decir adiós

Escrito por: María Teresa Flores Correa


No siempre es fácil sepultar a nuestros muertos… En un sana y difícil experiencia del luto, luto del que nadie puede escapar, no podemos limitarnos a poner una palada de tierra sobre la ausencia, como tampoco, y también simplistamente, pretender que nuestra vida se reduzca al pasado.”*[1]

Esta cita de Freire nos invita a reflexionar  el momento de la partida de un ser querido. Efectivamente, no podemos escapar del dolor pero tampoco es sano quedar atrapados en la pérdida y el pasado.
Como todos sabemos, perder a un ser querido  es un experiencia complicada, atravesamos por momentos de mucha confusión; a veces no logramos entender la razón de la partida o bien, aparece la culpa e incluso el enojo.
A pesar de que la muerte es un proceso natural y por el que todos los seres vivos pasaremos, nadie se encuentra preparado para el momento final.
Incluso una persona puede estar enferma, en un proceso degenerativo o fase final y aún así no sabemos cómo será la partida y las circunstancias de la misma.
Por lo anterior, las despedidas son necesarias, no siempre es posible realizarlas cuando la persona está en vida, sin embargo, se recomienda elaborar una despedida, ya sea en un funeral, sepelio, sepulcro, crematorio o  en  presencia de las cenizas.
En algunas ocasiones, es posible que podamos despedirnos cuando la otra persona aún está viva y tengamos el consuelo o la satisfacción de que sepa lo que sentimos por ella. En los casos en que uno esté asistiendo a un enfermo terminal debemos ser prudentes y cuidar su integridad en todo momento, evitando ser invasivos y no exigirles que hagan lo que nosotros deseamos, ayudemos a que su partida sea lo menos complicada posible.
Por otro lado, las muertes inesperadas suelen ser las más complejas, pues vemos a las personas totalmente sanas y de pronto ocurre un suceso que los priva de la vida, quitándonos la posibilidad de volverlos a ver.
Para ambos casos, es totalmente sano y necesario pasar por un proceso de duelo, en el cual habrá diferentes sentimientos, Freud lo comenta en su texto Duelo y Melancolía  “el duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará, y juzgamos inoportuno y aun dañino perturbarlo.” (Freud, 1917, p.242)
Así, durante el duelo podemos experimentar una falta de interés por las cosas que nos gustan, y pensamos que la vida no será la misma, sin embargo, como bien señala Freud, pasado el tiempo iremos recuperando las ganas y la tranquilidad en nuestros días.
Una manera de poder sostenernos en tal situación, es acompañarnos en un proceso terapéutico, en donde se nos escuchará e incluso nos ayudará a elaborar una despedida simbólica en caso de no haberla tenido.
De manera similar, existe un estado llamado melancolía, el cual tiene características parecidas al duelo, sin embargo, cuenta con particularidades  que lo convierten en un proceso patológico, y con la diferencia de que en esta hay perturbación del sentimiento de sí. “La melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo.” (Freud, 1917, p. 242.)
Es importante darle fin a un duelo, asimilar que nada  se detiene aunque así lo parezca, que los días siguen pasando y los que nos quedamos continuamos con vida, misma que debe aprovecharse compartiendo con los que se quedan.
Un acompañamiento terapéutico, permite la posibilidad de continuar y entender esa partida; nos da oportunidad de dejar ir a nuestros muertos y no irnos con ellos en vida.
Si tus creencias o costumbres te lo permiten, disfruta este día de muertos celebrando  a tus seres queridos sin sufrimiento y con el recuerdo de lo que pasaron juntos. Sufrir por largo tiempo es opcional, no te obligues a vivir en ese estado, busca ayuda y date la oportunidad de disfrutar.

Con cariño para mis muertos más queridos.
María Teresa Flores Correa
Psicoterapeuta


[1] Freire, Paulo. Cartas a Cristina, Reflexiones sobre mi vida y mi trabajo. P. 90.

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