por: María Magdalena Cruz.
Si estás leyendo este artículo podría apostar que has escuchado alguna vez el término “Salud Mental”, quizás sabes sobre su importancia y que hay profesionales que se dedican a su estudio. Recientemente se enfatizó este tema por lo vivido en la pandemia. Así mismo, las desigualdades sociales y económicas, los abusos sexuales en la infancia, el acoso por intimidación, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas se encuentran entre las amenazas estructurales para la salud mental presentes en todo el mundo.
Pero, ¿realmente qué sabemos sobre la salud mental? Todos hemos experimentado momentos de malestar, frustración, estrés y otras emociones que son parte natural del crecimiento y son pasajeras. ¿En qué momento nos damos cuenta que es un problema de salud mental?
Empecemos por la definición, según la OMS la salud mental es un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad. La salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social, y afecta la forma en que pensamos, sentimos, actuamos, tomamos decisiones y nos relacionamos con las demás personas. La salud mental es más que la ausencia de una enfermedad mental.
Las normas culturales y las expectativas sociales también desempeñan un papel en la definición de los trastornos de salud mental.
A veces, las personas experimentan una perturbación en el funcionamiento mental. Podemos hablar de un trastorno mental cuando los patrones o cambios en el pensamiento, los sentimientos o el comportamiento causan angustia o alteran la capacidad de funcionamiento de una persona. Un trastorno de salud mental puede afectar la capacidad de mantener relaciones personales o familiares, funcionar en entornos sociales, desempeñarte en el trabajo o en la escuela, aprender a un nivel acorde a tu edad e inteligencia o participar en otras actividades importantes.
Existen herramientas como el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) que proporcionan criterios para hacer un diagnóstico basado en la naturaleza, la duración y el impacto de los signos y síntomas.
Cada afección de salud mental tiene sus propios signos y síntomas. Pero, en general, puede ser necesaria la ayuda profesional si tienes:
- Cambios en la alimentación y en los horarios de sueño
- Incapacidad para afrontar los problemas o las actividades de la vida diaria
- Sensación de desconexión o retiro de las actividades normales
- Pensamientos inusuales o «mágicos»
- Ansiedad excesiva
- Tristeza, depresión o apatía prolongadas
- Pensamientos o declaraciones sobre suicidio o daño a otros
- Abuso de sustancias
- Cambios extremos de humor
- Ira excesiva, hostilidad o comportamiento violento
La OMS ha trabajado para comprender los determinantes sociales y estructurales de la salud mental, e intervenir de formas que reduzcan riesgos, generen resiliencia y reduzca las barreras que impiden a las personas con trastornos mentales participar plenamente en la sociedad. Se han tomando más medidas contra la violencia de pareja y el maltrato y abandono de niños y personas mayores; propiciando los cuidados afectuosos para el desarrollo en la primera infancia, estableciendo ayudas de subsistencia de personas con trastornos mentales, introduciendo programas de aprendizaje social y emocional y, asimismo, combatiendo el acoso escolar, cambiando actitudes y fortaleciendo los derechos en la atención de salud mental.
Afortunadamente, son muchas las cosas que podemos hacer para cuidar nuestra salud mental y ayudar a otras personas que pueden necesitar más apoyo y atención. El autocuidado puede ayudar a controlar el estrés, disminuir su riesgo de contraer enfermedades y aumentar su nivel de energía. Hasta algunas acciones pequeñas para dedicar un poco de tiempo a sí mismo en la vida diaria pueden generar un gran impacto.
Mantener una actitud positiva: Mantenerse positivo no significa que nunca sienta emociones negativas como tristeza o enojo. Necesita sentirlas para poder pasar por situaciones difíciles. Lo importante es encontrar el equilibrio entre las emociones positivas y negativas.
Practicar la gratitud: Esto significa estar agradecido por las cosas buenas de su vida. Estas pueden ser grandes cosas, como el apoyo que tiene de sus seres queridos, o pequeñas cosas, como disfrutar de una buena comida. Es importante darse un momento para darse cuenta de alguna experiencia positiva que haya tenido. Practicar la gratitud puede ayudarle a ver su vida de manera diferente.
Cuidar su salud física: Su salud física y mental están conectadas. El ejercicio puede reducir la sensación de estrés y depresión y mejorar su estado de ánimo. El sueño también afecta su estado de ánimo., así como, una buena nutrición.
Conectarse con los demás: Los humanos somos seres sociales, y es importante tener relaciones fuertes y saludables con los demás. Tener un buen apoyo social puede ayudarle a protegerse contra los daños del estrés.
Desarrollar un significado y propósito en la vida: Puede ser a través de su trabajo, un voluntariado, aprender nuevas habilidades o explorar su espiritualidad.
Desarrollar habilidades para enfrentar problemas: También llamadas habilidades de afrontamiento, estos son métodos que se utilizan para lidiar con situaciones estresantes. Pueden ayudar a enfrentar un problema, tomar medidas, ser flexible y no renunciar fácilmente a resolverlo.
Meditación: Práctica de mente y cuerpo que consiste en enfocar su atención y conciencia. Se necesita una actitud abierta en la cual deja que los pensamientos vayan y vengan naturalmente sin juzgarlos
El autocuidado es diferente para todos y es importante descubrir qué es lo que necesitamos y disfrutamos. Podría ser necesario intentar diferentes cosas hasta descubrir qué nos funciona mejor. Además, si bien el autocuidado no es una cura para las enfermedades mentales, comprender qué ocasiona o desencadena sus síntomas leves y qué técnicas de afrontamiento le funcionan le puede ayudar a cuidar su salud mental. También es importante reconocer cuándo necesita ayuda. La terapia psicológica y/o medicamentos pueden tratar las enfermedades mentales. Si no sabe dónde obtener tratamiento, comience por comunicarse con su profesional de la salud.